Las amigas (1955), de Michelangelo Antonioni.
En Turín, con un ambiente urbano, M. Antonioni filmaba este fragmento de guión:
«CLELIA: Soy demasiado independiente para ser una mujer tranquila en una casa modesta. Trabajar es también mi forma de ser mujer, de amar, de participar en la vida ¿entiendes? Quizás un día tenga suerte y encuentre un hombre con el que pueda vivir sin que él o yo tengamos que renunciar a nosotros mismos. Pero si tú y yo vivimos juntos, Carlo, estoy segura de que uno de los dos sería infeliz.
CARLO: Tal vez. Yo no consigo imaginar la infelicidad cerca de ti, pero no te pido que arriesgues la tuya.
CLELIA: ¿Crees que es fácil renunciar a ti? Me siento como una mujer en peligro»
«CLELIA: Soy demasiado independiente para ser una mujer tranquila en una casa modesta. Trabajar es también mi forma de ser mujer, de amar, de participar en la vida ¿entiendes? Quizás un día tenga suerte y encuentre un hombre con el que pueda vivir sin que él o yo tengamos que renunciar a nosotros mismos. Pero si tú y yo vivimos juntos, Carlo, estoy segura de que uno de los dos sería infeliz.
CARLO: Tal vez. Yo no consigo imaginar la infelicidad cerca de ti, pero no te pido que arriesgues la tuya.
CLELIA: ¿Crees que es fácil renunciar a ti? Me siento como una mujer en peligro»
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